Un nuevo estudio realizado en Estados Unidos revela que el hábito de vapear podría provocar los mismos cambios cancerígenos en el ADN de los fumadores que el tabaco.
En el estudio más completo de su tipo, expertos de la Keck School of Medicina en la Universidad del Sur de California (USC) descubrieron que los adultos jóvenes que vapeaban tenían las mismas mutaciones genéticas en las células de la boca que las encontradas en muchos fumadores de cigarrillos. Cuando estos cambios celulares fallan, pueden provocar cáncer y otras enfermedades.
La investigación se ha publicado en el American Journal of Respiratory Cell and Molecular Biology.
El nuevo estudio, apoyado por los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos, es el último de un creciente conjunto de investigaciones que demuestran los riesgos para la salud del vapeo.
Al dividir a un grupo de 30 jóvenes en vapeadores, fumadores y no consumidores de nicotina, los investigadores analizaron la metilación del ADN en las células de la boca de cada grupo.
La metilación del ADN es un proceso celular normal, esencial para el crecimiento y la reparación, pero puede comenzar a ocurrir de manera anormal y dañar la célula.
Esto puede aumentar el riesgo de diversas enfermedades, según dónde se encuentren las células, como cáncer, enfermedades cardíacas y disminución de la función inmunitaria. Se sabe desde hace mucho tiempo que fumar daña el ADN a través de este proceso de metilación.
Los científicos han descubierto que el vapeo puede tener un efecto muy similar. En las células de la mejilla del grupo que vapeó, los investigadores encontraron una amplia superposición en el tipo de metilación del ADN con el del grupo que fumó.
«Nuestros hallazgos indican que los cambios en la metilación del ADN observados en los vapeadores pueden contribuir al desarrollo de enfermedades, incluido el cáncer», dijo la doctora Stella Tommasi, profesora asociada de investigación en población y ciencias de salud pública en la Facultad de Medicina Keck.
«Los cigarrillos electrónicos no son tan seguros como algunas personas afirman, aunque el nivel de la mayoría de los tóxicos y carcinógenos presentes en el líquido y el vapor es generalmente mucho menor que el encontrado en el humo del cigarrillo», dice.
«Estos hallazgos tienen implicaciones importantes para la salud pública y la regulación del tabaco que apunta a mantener los productos de vapeo lejos de los jóvenes, que son una población particularmente vulnerable», añade Tommasi.
El estudio también encontró una serie de cambios genéticos en los vapeadores que no se encontraron en los fumadores, probablemente debido a la amplia gama de sustancias químicas potencialmente dañinas en los cigarrillos electrónicos.
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