Las recientes limitaciones impuestas por China a la exportación de estos metales podrían afectar la fabricación de diversos productos, desde aviones de combate hasta luces LED.
China intensifica su control sobre las tierras raras, un grupo de 17 metales esenciales para la fabricación de semiconductores, vehículos eléctricos y armamento militar, en el marco de la guerra comercial con Estados Unidos.
Las restricciones, implementadas este año, podrían paralizar industrias clave en EE. UU., que depende en un 70% de las exportaciones chinas. Las medidas, anunciadas en Pekín, buscan consolidar el dominio chino en un mercado estratégico, generando preocupación global.
Fundamental para tecnologías avanzadas
Las tierras raras, un conjunto de metales con nombres como neodimio, praseodimio y disprosio, son fundamentales para tecnologías avanzadas. Estos elementos se dividen en ligeros y pesados, siendo los primeros más abundantes y los segundos, como el disprosio, más escasos y valiosos.
Su uso abarca desde imanes para vehículos eléctricos y turbinas eólicas hasta componentes de misiles, drones y chips para inteligencia artificial. Según The New York Times, los imanes de tierras raras son hasta diez veces más potentes que los tradicionales, lo que los hace indispensables en sectores como el automotriz y la defensa.
China controla cerca del 70% de la producción mundial de tierras raras y el 90% de la fabricación de imanes derivados. Además, produce el 99,9% del disprosio, un metal clave para los condensadores de Nvidia, líder en chips para inteligencia artificial.
Control estatal de las tierras raras
Esta dominación se ha fortalecido con la nacionalización de minas locales, que pasaron de ser privadas o extranjeras a estar bajo control estatal. Las restricciones recientes, que limitan las exportaciones, responden a tensiones comerciales con EE. UU. y buscan presionar a Washington en negociaciones geopolíticas.
Estados Unidos, por su parte, enfrenta una vulnerabilidad significativa. La única mina operativa del país, ubicada en Mountain Pass, California, produce solo el 15% del suministro global.
Hace cuatro décadas, EE. UU. lideraba el mercado con un tercio de la producción, pero la influencia china redujo su participación hasta casi desaparecer en los 2000. Algunas empresas estadounidenses han acumulado reservas de tierras raras ante una posible escasez, pero expertos advierten que estas podrían agotarse rápidamente si China corta el suministro.
Autos eléctricos
El impacto de las restricciones chinas sería devastador. En el sector automotriz, la producción de vehículos eléctricos podría detenerse, afectando a fabricantes como Tesla. En tecnología, empresas como Apple y Nvidia enfrentarían interrupciones en la cadena de suministro de chips y componentes.
En el ámbito militar, la escasez de tierras raras limitaría la fabricación de drones, misiles y aviones de combate, comprometiendo la capacidad estratégica de EE. UU. The New York Times señala que los chips de Nvidia, esenciales para la inteligencia artificial, ya enfrentan problemas de suministro, una situación que podría agravarse.
En un intento por diversificar sus fuentes, el gobierno de Donald Trump exploró acuerdos con Ucrania, rica en minerales, para adquirir tierras raras a cambio de apoyo militar. También se discutió la posibilidad de comprar Groenlandia, motivada en parte por sus depósitos de estos metales. Sin embargo, ninguna de estas iniciativas ha prosperado hasta ahora, dejando a EE. UU. en una posición precaria.
Los precios globales
El control chino sobre las tierras raras no es solo económico, sino también geopolítico. Al restringir las exportaciones, Pekín puede influir en los precios globales y presionar a países dependientes. Esta estrategia se enmarca en un contexto de tensiones crecientes, incluyendo disputas comerciales y tecnológicas entre China y EE. UU. La consolidación de la industria minera bajo empresas estatales refuerza el poder de Pekín, que ahora dicta los términos del mercado.
A corto plazo, las restricciones podrían elevar los costos de producción en sectores tecnológicos y de defensa, afectando a consumidores y gobiernos.
A largo plazo, expertos instan a diversificar las fuentes de tierras raras mediante la reactivación de minas en países como Australia o Canadá, aunque esto requiere años de inversión. Mientras tanto, la dependencia de China seguirá siendo un desafío crítico para la economía y la seguridad global. (10)