Un solo bote de Super Glue puede arreglar desde una taza rota hasta sostener varios kilos de peso con apenas una gota. Pero, más allá de su aparente magia, la historia de este pegamento es un caso de descubrimiento accidental que revolucionó la industria. Según explica el reportaje de Vritasium en YouTube, detrás de su creación hay experimentos fallidos, una guerra mundial y hasta una aparición televisiva que lo popularizó en los hogares.
En plena Segunda Guerra Mundial, la empresa Eastman Kodak buscaba un material transparente para fabricar visores de armas. El químico Harry Coover, junto con su equipo, desarrolló un compuesto llamado cianoacrilato, pero resultó ser demasiado pegajoso. «Era un dolor de cabeza trabajar con él», admitió el propio Coover.
El material fue descartado hasta que, en 1951, su colega Fred Joyner lo probó en un experimento. Sin darse cuenta, pegó dos prismas de vidrio de tal manera que no pudo separarlos. El refractómetro que usaban, valorado en miles de dólares, quedó inservible. Pero, en vez de frustrarse, Coover tuvo una revelación: habían inventado el adhesivo definitivo.
¿Cómo funciona el Super Glue?
Lo que hace especial a este pegamento es su reacción con la humedad. Cuando el cianoacrilato entra en contacto con agua (incluso la del aire), se inicia un proceso químico en cadena que lo convierte en un sólido ultra resistente. «El agua es el detonante del proceso de polimerización», explican los expertos.
Pero no solo eso, el pegamento fluye por las grietas microscópicas de los materiales, formando una unión casi irrompible. Si intentas pegar superficies lisas sin porosidad, la adhesión es débil. «Lijar la superficie mejora la adhesión», recomiendan los especialistas.
Sus aplicaciones sorprendentes
Aunque hoy se usa en bricolaje, el Super Glue tuvo un impacto en el campo de la medicina. Durante la guerra de Vietnam, se aplicaba en aerosol para cerrar heridas y detener hemorragias en soldados heridos en combate. De hecho, esta aplicación fue la base para desarrollar adhesivos quirúrgicos como Dermabond, aprobado en 1998.
En la industria, su fuerza fue probada en un famoso programa de televisión donde una sola gota de Super Glue logró levantar a una persona del suelo. Desde entonces, se ha convertido en una herramienta indispensable para la reparación rápida de casi cualquier material.
Sus debilidades
A pesar de su potencia, hay materiales en los que Super Glue no funciona bien, como el polietileno y el polipropileno. Estos plásticos son químicamente inertes, lo que significa que sus moléculas no reaccionan con el pegamento. Además, su superficie repele el agua, lo que impide la adhesión.
A pesar de su enorme resistencia, el Super Glue es frágil ante impactos y fuerzas de corte. Su estructura química crea una unión rígida, pero si se aplica una fuerza lateral o un golpe seco, la adhesión puede romperse con facilidad. Este defecto lo hace menos efectivo para unir materiales sometidos a vibraciones o movimientos constantes.
¿Podrá resolver el problema del plástico?
Hoy, los científicos estudian el cianoacrilato como una posible solución para el reciclaje de plásticos. Al calentar este material a 210 grados Celsius, se descompone en sus componentes originales, lo que permitiría reutilizarlo sin perder calidad. Esto podría ser un gran avance para la industria del reciclaje.
De un simple error de laboratorio a una de las creaciones más revolucionarias del siglo XX, el Super Glue demuestra que a veces los mayores descubrimientos nacen de la casualidad.
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